Hace días tuve mi tercera visita al Veterinario, donde Ignacio (Veterinaria EL ARCA DE NOE) me vio "mucho más animado, más grande, suelto...", según le escuché decir. En esta visita ya me pusieron el microchip, que parece ser que es algo obligatorio, y que tras una inyección, me pasaron por detrás de la cabeza un aparato electrónico. Tambien me pesaron, y dijeron que ya estoy en 22,5 kg (es decir en estas tres semanas he engordado 4 kilos y 12 cm más o menos). La verdad es que no extraña porque me alimentan muy bien en esta casa, lo que más me gusta, además del pienso, es ese plato de arroz tan rico que me hace relamerme durante un buen rato.
Ahora bien, donde me lo paso realmente bomba es el jardin. Ultimamente he descubierto nuevos juegos que unir a mis ya conocidos "Kiko" (el peluche que llevo de una esquina a la otra del jardín), el cerdito de plástico y la hamburguesa que pita cuando lo cojo. Una de las cosas que me encanta es jugar con Begoña, a moderle, a subirme encima, no para de decirme "Urko, me tienes macizada...". En cuanto se sienta en una de la sillas del porche aprovecho para empezar a darle la patita y luego me subo encima para estar más cerca...
Cuando me llama Ibón para hacerme una foto mientras me peleo y juego con mi ama, intento poner cara de bueno para que la gente no piense que soy un perro malo, sino que, como les escucho decir siempre, "como es muy chico, es un bebé... sólo quiere jugar...". Sobre todo lo hago con Ibón y Begoña, que son quienes están más tiempo en casa. Con Juan Luis no me artrevo mucho, sobre todo cuando le veo vestido tan elegante, con su corbata, el traje... que me inspira mucho respeto.
Aparte de jugar a subirme en lo alto e intentar moderles, otro de los juegos descubiertos ultimamente es hacer agujeros en la tierra. Como alrededor del cesped existe una jardinera con plantas y tierra (que es donde aprovecho para hacer pipí y caca), en algunos sitios me ha dado por hacer agujeros. A veces huelo cosas y se que por ahí ha pasado otro perro, seguramente el que vivía antes en esta casa.
A veces escucho hablar a Ibon, Begoña y Juan Luis decir que "se ha debido quedar dormido porque estará reventado, no ha parado... ha comido y se ha quedado frito". Y es que cuando me pego esas carreras por el jardín, de un sitio a otro, me entra un hambre... como y luego me entra un sueño... que caigo rendido. El otro dia, de repente vi a Begoña y Juan Luis reirse mientras me hacían fotos. Decían que era un desvergonzado porque estaba durmiendo panza arriba...
Lo que no entiendo es por qué no paran decirme que soy un sirvengüenza.
Me recuerda a una canción de Luis Eduard Aute que escuché en la radio en aquella casa en la que vivía con mis padres y hermanos (a los que, por cierto, cada vez me acuerdo menos de ellos...), y que decía
"Viejo sinvergüenza
morirás un día de éstos
con el rabo entre las piernas,
como un perro enfermo,
callejero.
No te da vergüenza
cuando ves en el espejo
la orgullosa complacencia
ante el pellejo,
coquetuelo..."
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