Qué bien me lo paso en esta casa

19.01.2013 19:54

Van pasando los días y cada día me encuentro más a gusto en esta casa a la que he venido a vivir. Tengo todo lo que alquien puede querer: comida, bebida, varios lugares donde poder dormir.... y lo mejor de todo es que me lo paso en grande con mis dueños. Con Ibón estoy jugando muchos ratos al cabo del día, Begoña sale a menudo al porche y al jardín a hacerme caricias y decirme cosas que me encanta escuchar (me dice "Urko, qué guapo eres...", "Urko, qué bien estás en esta casa...") pero sobre todo me da de comer mi pienso habitual pero tambien me da unos detallitos que me hacen relamerme de gusto... unas tapitas de lo más variadas. A Juan Luis, la verdad, lo veo poco, se va muy temprano y vuelve muy tarde a casa, pero siempre tiene un ratito para venir a verme y decirme cosas.

La verdad es que en la casa aquella que decían que era para mí, apenas he estado salvo el primer día (qué susto y qué miedo tenía...). Ahora me río de lo mal que lo pasé, porque ya no he vuelto ni a tener miedo, ni siquiera me acuerdo de mis padres y hermanos , que están en aquel campo de Monda donde nacimos. Pues, como decía, en aquella casa apenas he estado, me gusta más permanecer por la parte trasera, donde está el jardín y en donde me siento más cerca de todos ellos.

Me han colocado una camita de lo más comoda y, sobre todo, calentita. Aunque al principio me pusieron una especie de alfombra pequeñita en donde ya de por sí estaba muy a gusto y en donde me he pegado unas dormidas de padre y muy señor mío.

Me siento muy tranquilo, nadie me molesta y sobre todo, el escuchar a los pájaros me adormece... estoy tan agusto ahí tumbado que no me acuerdo de nada, se me pasan las horas y las horas. ¡¡¡ Qué bien estoy en esta casa !!!

Pero como parece que a mis dueños no les gustaba demasiado esa camita en forma de alfombra, me tenían preparada una sorpresa como un nuevo catre para echar mis sueños: una colchoneta forrada con una manta gorda y calentita ya fue el acabose... o no... pero la verdad es que con esa pedazo de cama nueva no puedo sino disfrutarla al máximo.

Ahora bien, lo que ya me dio un gustirrinín fue lo que pude disfrutar hace unos días. De repente, Ibón me cogió en brazos y me llevó dentro de la casa, y me colocó sobre Begoña, que me tuvo durante un buen rato sobre ella, haciéndome caricias... diciéndome cosas... me hubiese quedado ahí horas y horas. Qué inolvidable rato pasé.

Cuando pensaba que mis días pasarían durmiendo plácidamente en mi cama del porche, Luisa (la chica que trabaja en esta casa y que viene suele venir todos los días a la hora de comer) me trajo un montón de juguetes. No paraba de decirme "Urko, estas cosas son para que te entretengas... mira qué bonitos son...". Y me dio un peluche (llamado, según me dijeron, Kiko), un cerdito de plástico que cuando lo piso suena un pitido muy gracioso, y una hamburguesa que tambien es de plástico y suena cuando la cojo con la boca. Empecé a jugar con todos y me lo pasé bomba el primer dia, el segundo... la verdad es que no hay día que no me entretenga con estos.

Me encanta correterar por el jardín con Kiko en la boca, me peelo con él y siempre consigo machacarle. Pero sobre todo me encanta meterme entre las plantas que rodean el cesped y esconderme con mis juguetes.

Pero, lo que no sabían mis dueños es que, a pesar de colocar los juguetes sobre una mesa, me subiría para cogerlos y seguir jugando con ellos por la noche.

 

—————

Volver


Contacto

El Diario de URKO